El fenómeno #BlockOut2024 ha generado un gran debate entre los usuarios de redes en torno a la ética individual de seguir a determinadas personalidades al tomar consciencia de la importancia que tiene su atención y a quién o a qué deciden dársela en el mundo actual.
En este artículo exploraremos las repercusiones de este movimiento y las implicaciones que puede tener para los profesionales de la comunicación, la publicidad y los medios sociales.
¿Qué es el #BlockOut2024?
El #BlockOut2024 es un movimiento que surgió en redes el pasado mes de mayo en el que muchos usuarios decidieron hacer un bloqueo masivo a influencers y celebridades en sus cuentas sociales.
El detonante fue la MET Gala de este año, que tuvo lugar el 6 de mayo, y pretendía concienciar sobre la importancia de la atención de los usuarios en Internet como moneda de cambio, reivindicando ciertas situaciones sociales y políticas críticas que la merecían o necesitaban más que las personalidades con más poder del mundo.
Al ser una respuesta colectiva, es un tema bastante complejo, lleno de aristas, grises, extremos y desacuerdos, que se gestó en un contexto en el que la política tuvo mucho que ver.
El tenso contexto del #BlockOut2024
Esa madrugada, la del día 6 al 7 de mayo, la masacre en la Franja de Gaza cumplía 7 meses. Un tiempo en el que se había arrebatando la vida de miles de personas inocentes de las formas más cruentas, infames y en contra de la ley internacional sobre conflictos armados.
Era una fecha significativa para el conflicto que más ha movilizado a la población mundial desde que existen las redes sociales. Y sin embargo, las plataformas se llenaban de contenido sobre la MET Gala y las celebridades.
Pero, ¿por qué esto molestó a la gente?
¿Qué es la MET Gala?
La MET Gala es un evento benéfico que organiza cada año el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York para inaugurar la exposición de moda del Instituto del Vestido. Con Ana Wintour a la cabeza, jefa máxima de la revista Vogue, es considerado el evento del mundo de la moda más importante del año, y se invita a asistir a las mayores celebridades y personalidades del panorama internacional.
Cada año, la gala tiene una temática distinta vinculada a la exposición que inaugura y un dress code muy conceptual y abierto a la interpretación. Los famosos colaboran con los mayores diseñadores del mundo para ser vestidos por ellos con trajes que evoquen esa idea sobre la que trata la ceremonia.
Pero, si es una gala benéfica, ¿cuál es el problema?
Además, invita a los famosos a hacer algo un poquito más profundo de lo que están acostumbrados para asistir.
El problema con la MET Gala
O, mejor dicho, problemas.
El primer punto de conflicto está en que ahí, invitado, invitado, no hay nadie. Recibir la cartita de Ana Wintour, simplemente, te otorga el privilegio de asistir, pero pagando una entrada que en 2019 fue de 35.000 $, en 2023 de 50.000 $, y este año de 75.000 $.
El segundo es que los beneficios son para financiar la propia exposición. Lo cual no está mal, pero se critica mucho y resulta bastante paradójico que, al final, se trate de un evento de moda recaudando fondos para una institución de moda.
Esta no es que sea una disciplina artística especialmente precaria, y a pesar de la cantidad de dinero que puede llegar a generar el evento, no es que favorezca mucho movimiento de la riqueza.
Otra cuestión muy criticada es que muchos invitados se preocupan, simplemente, de ir guapos y punto. No piensan en el dress code, en el mensaje de la exposición, en celebrar y homenajear la moda… Que es lo que los ha llevado ahí. Porque la relevancia mediática de la MET se queda en la alfombra roja. Una vez los invitados ven la exposición, cenan y disfrutan de un espectáculo en el interior del museo, no hay prensa.
«Los invitados están obligados a seguir la política de nada de móviles ni compartir nada en redes sociales que impera en el evento».
Vogue España
Esto asegura a Vogue la exclusividad de la cobertura del evento de puertas para adentro (algo que, dado que está tras la organización, no me parece mal), pero también el control de la información que sale. Y esto mantiene el misterio y la sensación de exclusividad.
Ir a la MET Gala, en la mayoría de casos, no tiene nada que ver con la MET Gala. Tiene que ver con reforzar tu estatus, tu poder y tu riqueza.
Una imagen vale más que mil palabras: MET Gala 2024
La temática de la exposición de este año es «Sleeping Beauties: Reawakening Fashion» (Bellas durmientes/bellezas dormidas: el despertar de la moda), porque recopila piezas con hasta siglos de antigüedad o que son tan extremadamente delicadas que no solo no han sido llevadas nunca por nadie, si no que tampoco han sido expuestas.
Por otro lado, el dress code era «The Garden of Time» (El Jardín del Tiempo), homenajeando un relato de J. G. Ballard, que invita a reflexionar sobre la fugacidad de la existencia y la belleza a través de la naturaleza. Hasta las más hermosas flores van a marchitarse.
Un tema bastante profundo, que da oportunidad a los diseñadores de jugar con sensaciones bastante oscuras y a las celebrities de transmitir mensajes de bastante trascendencia.
Bueno, pues comparemos cómo asistieron dos de los invitados de honor:
Desencadenante del #BlockOut2024: el hambre y las ganas de comer… Pastel
Un evento polémico y elitista que se celebra en una fecha relevante para una catástrofe humanitaria vigente.
Solo faltaba la guinda del pastel.
Y esta fue el TikTok de la influencer Haley Kalil, que estaba haciendo la cobertura de la alfombra roja de la MET Gala.
Con un atuendo que, asumimos, se inspiraba o trataba de hacer guiño a María Antonieta (suponemos que por la vinculación con vestimentas antiguas de la exposición), parafraseaba con aires de suficiencia la famosa frase de la película sobre la reina, mientras mostraba tras de sí la cola de gente que no tenía permitido pasar a la zona en la que ella se encontraba.
Las similitudes entre la actitud de la tiktoker y la soberbia del personaje al que hacía alusión no tardaron en llegar.
Después, la extravagancia de las vestimentas de los famosos asistentes llevaron a las comparaciones con El Capitolio de la saga distópica de Los Juegos del Hambre. Los usuarios comenzaron a boicotear el evento tuiteando «desde qué distrito» estaban viendo la Gala, en función de su posición socioeconómica, siendo la población de Gaza el 13.
Las redes comenzaron a llenarse de vídeos en los que, tras de Haley, aparecían imágenes de los desastres que el conflicto en la franja estaba dejando, así como montajes del tipo «famoso X en la MET, Versus imagen lo más cruenta posible de la situación en Gaza.
Retomando la referencia al contexto de la Revolución Francesa que Kalil había traído a colación, las redes propusieron adoptar el espíritu de la población de aquel entonces, y comenzaron a hablar de una «guillotina digital».
En qué consiste el #BlockOut2024
Lo ocurrido llevó a muchos usuarios a reflexionar sobre su relación virtual con las celebridades y la forma en que consiguen su poder, y la conclusión generalizada fue que se lo estaban dando ellos mismos.
Aquel día, la atención estaba en la MET. En gente rica donando a instituciones sin problemas de financiación. En famosos y su ego en un acto de reafirmación de sí mismos. Pero se cumplían 7 meses desde que la población de Gaza estaba siendo asesinada indiscriminadamente.
Mientras algunos pagaban miles de dólares por asistir a una cena exclusiva, otros enfrentaban realidades desgarradoras.
La atención estaba donde no debía, y muchos decidieron asumir su parte de responsabilidad y retirársela.
BlockLists
Comenzaron a propagarse listas con nombres y nombres de celebridades a las que la gente debería ya no dejar de seguir, si no bloquear.
Los usuarios se explicaban unos a otros que, solo dejándolos de seguir, su contenido o contenido relacionado con los nombres que no consideraban éticos apoyar en redes podría seguir apareciéndote al hacer scroll o en las secciones tipo «descubre». Su alcance sería menor, y por ende su capacidad de influencia.
También surgieron cuentas que cada día publicaban nuevos nombres, listas… Algunas explicando por qué se debería bloquear a esas personas, otras no.
Algunos, leían si alguien era digno o no de recibir atención en la condena explícita a Israel y sus actos. Otros, en la responsabilidad medioambiental. También desde el pronunciarse a favor de colectivos. Desde la implicación política, desde el dar voz a causas…
Y otros, simplemente, desde si el contenido de una determinada celebridad les aportaba, o no. Todo lo que quedase fuera, merecía ser cancelado y bloqueado.
Aquellos famosos que tuvieran comportamientos mínimamente reprobables, en cualquier sentido, debían ser bloqueados.
Consecuencias reales del #BlockOut2024
Con la perspectiva que el tiempo aporta, aunque en un primer momento parecía que el movimiento no había supuesto ninguna revolución, tampoco podía decirse que no hubiera cuajado.
Pero a día de hoy es más bien una anécdota de la que ha quedado en algunos usuarios la conciencia de la importancia que tiene su atención.
Existe una página web del movimiento BlockOut2024, con un supuesto recuento en tiempo real de la pérdida o ganancia de seguidores de la lista completa de bloqueos, pero esta lista solo contiene 16 nombres y no parece estar muy viva. Además, no hay posibilidad de navegación, es más bien una landing. Y el filtro habilitado para segmentar a las celebridades por su actividad no funciona. Tampoco da ningún argumento de por qué esas personas deberían ser bloqueadas.
La relevancia de los hashtags #blockout2024, #blocklist2024, #cancelcelebrities, #boycottcelebrities ha caído completamente, y aunque sí que quedan algunas cuentas en torno a todo esto, son muy residuales y minoritarias.
Pero que no hubiera consecuencias reales a largo plazo ni a gran escala no significa que tanto como consumidores como profesionales no podamos o debamos aprender de esto.
Conclusiones para los profesionales tras el #BlockOut2024
Como profesionales, creo que si hubiéramos tenido que acostumbrarnos a trabajar con menores perspectivas de alcance, lo hubiéramos hecho. Esto es como la metáfora de la mano invisible en economía, pero en redes.
Y digo más: si la gente bloqueara aquellas cuentas con las que no quisieran tener nada que ver, las comunidades serían mucho más «reales» y fieles. Y aunque las métricas fueran menos impactantes, cada número tendría mucho más valor.
Deflación.
Quizás el #BlockOut2024 nos hubiera incluso ayudado a ser más eficaces con nuestros impactos.
Por otro lado, es importante hacerse consciente de que los creadores de contenido y las celebrities en general lo tienen cada vez más difícil. El escrutinio al que están sometidos puede ser enorme, y la tendencia es creciente. La presión crece y crece. Y se exige que su contenido y sus relatos sean honestos de verdad.
Por último, creo que el hecho de que la gente tome consciencia de que las reglas del juego giran en torno a la atención y de que esta es algo suyo, valioso y sobre lo que tiene control, no puede ser más positivo.
Porque al igual que soy humana, cometo errores y puedo empatizar con los influencers que no toman decisiones acertadas, además de profesional también soy usuario y parte de una sociedad que cada vez reduce más su mundo a unas pocas pulgadas.
Así que no, al final no han rodado cabezas. Pero creo que como sector podemos hacer mucho para ponerlas un poquito más en su sitio.
Si te apetece leer otro análisis un poquito más divertido, te recomiendo este post en el que hago un recorrido por la campaña de lanzamiento del último álbum de Taylor Swift.
Ojalá te haya parecido interesante. Si ha sido así, puedes comentar y compartir. ☺️
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